Este 21 de junio se ha producido un día muy especial; es cuando nuestro hemisferio se encuentra más alejado del calor solar, pero también cuando se produce el día más corto y la noche más larga. Comienza el invierno.
Lo señala InterPatagonia: “Desde sus inicios, el pueblo mapuche desarrolló un amplio conocimiento de la astrología y la astronomía. Esto le posibilitó tener una noción acabada de los cambios de posición del sol y otros astros y, como consecuencia, las variaciones que producen en la naturaleza y el ser humano. Esa comprensión hizo que pudieran captar con exactitud el lenguaje de la tierra, sus etapas evolutivas y el comienzo y fin de cada año. Para los mapuches coincide con el fin de la época de cosecha y el inicio de la de siembra. En su visión cíclica del tiempo. Sus creencias marcan que este nace al inicio del invierno, en primavera se hace joven, en verano es adulto y se hace viejo en otoño cuando las hojas de los árboles caen y los animales cambian su pelaje.”
El solsticio que estamos ahora viviendo pudo ser un momento especial del ciclo anual del año desde el periodo neolítico. Eventos astronómicos controlados en la antigüedad, como el apareamiento de los animales, la siembra de los cultivos y la medición de las reservas entre las cosechas de invierno muestran cómo las diferentes mitologías y las tradiciones culturales han surgido.
En lo específico a la Cultura Mapuche, este día del solsticio de invierno se llama “We Xipantu” en idioma mapudungun significa “Año Nuevo” o “Salida del Nuevo Sol” y es una conmemoración significativa que coincide con el rito inca del Inti Raimy.
El solsticio de invierno puede haber sido inmensamente importante porque las comunidades iban a ser privadas de muchas cosas durante el invierno, y tenían que estar preparados en los últimos nueve meses. La mayoría de los animales eran sacrificados para no tener que alimentarlos durante el invierno, por lo que prácticamente era el único momento del año para el suministro de carne fresca disponible. La mayoría de vino y cerveza durante la cosecha anual estaba finalmente fermentada y lista para beber en este momento. Lo más intenso de la observancia no siempre era en el día que comienza (a la medianoche o al amanecer), pero al comienzo de la era pre-románica, empezó a caer en la víspera anterior.
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